miércoles, 30 de septiembre de 2015

Jardín de rosas (Microcuento)

     Desprendí la rosa lentamente de su tallo. Roja como la sangre. Brillante como lagrimas de despedida. Mientras caminaba rumbo a entregarla, como todos los días, a mi amada, en mi cabeza se repetían las mismas imágenes: La noche, el alcohol, las risas, el accidente, el desconcierto y el silencio amargo de su beso de despedida.

     Mientras soñaba pensé que algún día alguien limpiará la tumba que, desde hace ya dos meses, día a día me empeño en transformar en jardín de rosas.


lunes, 21 de septiembre de 2015

Barco de papel

El sonido imperceptible de las miradas, 
esas que dicen “te espero”, 
no es más que una fugaz y triste bala en el bolsillo
que ha disparado una y mil veces a otros corazones, 
a otras almas.

Por eso, 
en el sinsentido de mi vida me vuelvo aire, 
me vuelvo fuego, 
para que en mi mal despertar pueda ejercer de ello, 
y no de victima de mirada, 
y no de luna en noche alada, 
y no de beso ni de orgasmo 
que en el motel de cualquier calle, cualquier acera,
se pierda triste entre la niebla.

Voy a ejercer de raído y mustio verso, 
un verso de esos que nunca dicen te quiero, 
de esos que amoratan el sentimiento, 
de esos que beben en la saliva de los besos que nunca me dieron.

Ahora vamos, dilo tantas veces como quieras, 
seguiré coronando el hastío con alambre de espinas, 
seguiré surcando mareas en un barco de papel, 
trasegando mi tormento de sol a sol, de luna en luna, 
de piel en piel.


viernes, 18 de septiembre de 2015

Píntame

En ese espacio sobrante de tu vida,
déjame entrar,
déjame entrar y píntame.
Píntame en mis agrias mañanas,
o en mis placidas noches,
píntame lleno de soledades,
o en el bullicioso día de tempestades.
Píntame al final del túnel,
o al principio,
ambos están tan concurridos.

Píntame desnudo de alma y cuerpo,
pinta todos mis silencios,
esos que dicen más que mis lamentos.
Píntame,
pinta mi alma,
por que se que algún día no estaré para posar,
no estaré para charlar.

Solo píntame,
píntame contigo.




Para ti...

A horas de volar, me alegra el reloj con su tic-tac. Con su incesante acortar de distancias, de mirar hacia delante, a lo que vendrá.

A horas de atravesar horizontes, para encontrarme con otros latidos, de 60 a 100 latidos por minuto… y espero que tan solo uno sea por mí. 

Para ti mis mil latidos por minuto, mis pestañeos y mi entrecerrar de ojos cuando miro al sol con un café en las manos.  

Para mí, un mensaje desde el baño, mientras te esperan en la mesa, con mil ilusiones. 

Para ti mis manos, mis labios y mi mente, para cuando las necesites. 

Para mí el atravesar puertas de bares los cuerpos de otras mujeres que no quitan la sed de ti.

Para ti mi alma y vídeos infinitamente enviados. Canciones repetidas.

Para mi tus "te quiero", tus sonrisas, tus locuras que me quitan años de los hombros.

Para ti mi yo... mis ganas de ti, mi deseo, mi infinito respeto.

Para ti,
mujer de tatuaje de luna y estrella,
este proyecto de poema.

Para ti,
que corriges mis traspiés literarios,
mis sueños de puertas abiertas.

Para ti,
que a la que me despisto me muerdes el cuerpo y el alma,
esta sentencia:

Te quiero. 




Mis últimas horas (Parte II)


Con motivo del concurso "Relatos a dúo II", organizado por los compañeros de Círculo de Escritores, os presentamos Soledad Gutiérrez  y este que os habla; nuestro relato de misterio "Mis últimas horas".  El tiempo sigue pasando... 

(la primera parte la puedes encontrar en este enlaceContinúo con la segunda parte.







[...]Puede que, después de todo, no me esté volviendo loco, aunque no sé si sería mejor estar perturbado para sobrevivir a esto. A fin de cuentas, nadie me daba por cuerdo.

20:50 horas

Hace frío, pero apenas queda leña para encender un fuego. Ya no me importa que averigüen que estoy aquí. Lo saben, me acechan. Apenas puedo ver con la tenue luz de esta vela gastada.

Llevo días sin comer, tampoco tengo alimentos, me queda ya poca agua, y mi estómago está empezando a petrificarse -como el resto de mi cuerpo-.

21:59 horas

Los escalofríos recorren mi pellejo al ritmo de cada trueno tembloroso del viento y chirrido de ventanas. Temo que de un momento a otro estallen dejando la habitación llena de cristales. Ellas tampoco son capaces de alejarme de este infierno. La cabaña se encoje, y mi vida también. Intuyo que suben por estos páramos desde las ruinas, vienen a por mí.

23:58 horas

No creo que tenga mucho tiempo, esto se acaba. No sé cómo luchar contra esta locura, me sobrepasa. Las oigo… rodean la cabaña. Las oigo arañar, mordisquear. Se gruñen entre ellas.

Si alguien sobrevive quiero que sepa que lo siento. Una teoría loca me llevó a mis últimas horas. Sólo espero que no sean también las vuestras. Tengo miedo. Vosotros también deberíais tenerlo, me temo.

Cada segundo que pasa las noto más inquietas, más violentas. Apenas puedo ver con la escasa luz de la vela. Suenan las campanadas del viejo reloj anunciando la medianoche.

¡ACABAN DE ROMPER UNA VENTANA! ¡Ya están aquí! Qué Dios me ayud






                                                               Fin

jueves, 17 de septiembre de 2015

Tendrás tu lugar en la memoria

A ti te escribo, si, a ti. 
A ti que hiciste de la soledad una amante en la noche. 
A ti que el olvido se te llevo por el alfeizar de la ventana. 
A ti que el silencio envuelve tu insomne mirada 
de noche de todo y nada. 
A ti, que mereces el rescoldo de mi alma, 
te buscarán placeres atormentados. 
Te buscará la noche con lunas olvidadas, 
frustradas, de oscura y fría tez. 
Tu, que como polvo 

has entrado en mi cuerpo errante 
dejando en él una explosión 
orgásmica de hipócrita felicidad, 
de abandonarme al abandono, 
del fluir del flujo de los sueños. 
Tú, que en tu silencio obligas a soñar, 
mereces todo y todo he de dar, 
hasta la más fatigable de mis tormentas. 

Recuerda, secreto, 
que en mis noches de cavilaciones 
me encontrarás tumbado entre la vida y la muerte, 
quizás simplemente por tenerte. 
Quizás por recordarte, 
aunque tal vez quiera olvidarte. 

Tú, 
que mereces todo, 
tendrás más que mirada y cielo, 
tendrás tu lugar en la memoria.



Si tengo que escribir

Si tengo que escribir lo haré por los amigos,
los buenos, los que siempre estuvieron.
Lo haré por las noches de enredos
y las mañanas de desvelos.

Si tengo que escribir será con mis dedos en tu cuerpo.
Lo haré por los futuros silencios.
Lo haré por los que inician guerras
pensando en futuras treguas.

Si tengo que escribir será por dibujar sonrisas.
Por mi pasado.
Por ese niño que imaginaba mundos
pintando las paredes del colegio.
Por ese niño que creció en un jodido verano.

Si tengo que escribir lo haré por hacerlo...